Como realización arquitectónica por una parte se encuentra apegada a los postulados del "funcionalismo" o "Escuela Racionalista Europea", en boga a partir del término de la Segunda Guerra Mundial, momento de gran optimismo en el avance de la humanidad, en el sí mismo, mientras que por otro lado se trasluce el sentir que da la propia tierra. Contrapunto de equilibrio entre lo universal y lo local, representado este último por el uso de materiales tradicionales con técnicas modernas, por empleo del color y por la aplicación de murales, escuela pictórica que ya había tenido inicio fecundo en otro edificio universitario, la antigua escuela de San Ildefonso, cuna de la autonomía universitaria, en el centro de la Ciudad de México. El tratamiento de los espacios exteriores, dada su generosidad en plazas, terrazas, escalinatas..., debe considerarse también un aporte vernaculo. Como es sabido, un proyecto de tales alcances no se improvisa, ni como idea de su necesidad, ni como planteamiento de un programa de uso y de sus satisfactores arquitectónicos, tampoco como procuración de financiamiento y menos aún como realización arquitectónica. Se hace indispensable soñar y acariciar cada uno de los componentes para lograr su cristalización. Es necesaria, ademas, la plena concurrencia de intereses y voluntad política. Todas estas circunstancias convergieron para su desarrollo. Se daría paso así a la universidad moderna. Papel destacado le tocó a la entonces Escuela Nacional de Arquitectura donde como antecedente, en l928, fue presentada una tesis profesional con el título de "Ciudad Universitaria", elaborada por los pasantes Mauricio de María y Campos y Marcial Gutierrez Camarena1. Era un momento de gran efervescencia política y por ende universitaria, se habría de consolidar la autonomía de la universidad el 11 de julio de l929.
Si concebir la Ciudad Universitaria como una realidad habría de ser un proceso lento que dió tiempo de ir asimilando poco a poco, su concreción también obligaría a cambios profundos, desde luego hacia el interior de la institución docente y en cuanto a su impacto con respecto de la misma Ciudad de México. "Ante todo, debe tomarse en cuenta que, antes de la construcción de la Ciudad Universitaria, la Universidad con sus edificios dispersos por todos los ambitos de la Ciudad de México, era un ente moral, pero estaba muy lejos de ser un organismo físico integrado y, como consecuencia, cada escuela se consideraba practicamente autónoma"3, apuntaban Enrique del Moral y Mario Pani en l979. Habría de ser muy diferente laborar en los nuevos edificios levantados en el Pedregal de San Angel, edificios reunidos en un solo espacio aunque de suficiente amplitud para todos ellos. Decía el filósofo doctor Samuel Ramos siendo director de la Facultad de Filosofía y Letras, antes del cambio a las nuevas instalaciones que ..." la Ciudad Universitaria, no debe ser esperada como un cambio de ubicación sino como un cambio de vida y un cambio de mentalidad entre los alumnos y profesores de nuestra Institución"4. ![]() ![]() ![]() Las escuelas situadas en el centro de la ciudad llevaban diariamente al lugar profesores y estudiantes desde todos los extremos de la urbe y aún desde los estados cercanos, si es que no habitaban en el llamado barrio universitario, repleto de fondas y casas de huéspedes porque también había estudiantes de Oaxaca y Chiapas, de Chihuahua y Colima, así como de algunos países centroamericanos. El centro era el lugar del comercio y de reunión en cafés como el Tupinamba, Do Brasil, Campoamor, que más adelante alcanzarían la Avenida Juarez: Sanborn's, Sorrento. Los despachos de los profesionistas se extendían con las tiendas elegantes en las calles de Madero y Cinco de Mayo. Cuando los estudiantes protestaban por alguna razón o sinrazón paraban un autobús en cualquier calle y se bloqueaba el transito vehicular. Ya de por sí no era facil llegar desde San Cosme y la Alameda, por la congestionada calle de Tacuba hasta la Academia de San Carlos, se tardaba por lo menos una hora, sentado en el camión, viendo pasar la gente. Estamos hablando de 1953. Las repercusiones simultaneas de la creación de Ciudad Universitaria con respecto de la Ciudad de México se hicieron notar en un magno proyecto de vialidad que conllevaría un fuerte crecimiento hacia la zona sur. La Ciudad Universitaria fue el gran detonador en la expansión de la urbe, impulso que llegaría a crear, algo más adelante, un vacío en el centro histórico de la ciudad con el consiguiente y paulatino abandono del lugar; vacío que absorbió negocios y comercios que requerían de instalaciones baratas y que llenó las azoteas de viviendas de l mina y de cartón. Centro histórico que ha sido muy difícil de recuperar pero en el cual se trabaja arduamente a partir de l990, con el consenso de autoridades y particulares; para ello fueron definitivas las acciones desencadenadas por la destrucción del temblor de tierra de l985.
1 Díaz y de Ovando, Clementina. La Ciudad Universitaria de México. Tomo I. Reseña histórica 1929-1955. Colección Cincuentenario de la Autonomía. Volumen X. Universidad Nacional Autónoma de México. México, 1979, pág. 21.
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